Ruth

25 de Octubre: Día internacional contra la violencia a las mujeres

No soy muy amiga de reivindicar o añadirme a las campañas en pro de cualquier mal que afecte en contra de la libertad del respeto de nuestra sociedad o nuestro mundo. No por insolidaridad, sino por demasiada involucración, ya que no es ese día, sino todos los días, nuestra sociedad, nuestro mundo, a diario sufre padece, las inclemencias de todo aquello que agrede contra nuestras personas y nuestras gentes.

De manera especial, aunque no tanto como a mi me gustaría, estoy siguiendo el caso de una persona, víctima de malos tratos, de momento no son agresiones mayores, que produzcan lesiones de gran consideración, de momento, pero si lo suficiente como para tener a una mujer joven, en alerta mañana y noche.

Todo producido por haberse acabado esa sensación que algunos o algunas confundimos en muchas ocasiones por amor eterno, o por ser el amor de nuestra vida, cuando bajamos del ático a la planta baja, cuando uno de los dos se da cuenta que no quiere seguir al lado de esa persona, que ya no siente esa atracción, ese amor, ese sentimiento de pasión, que la llama se ha apagado.

Pero hay hombres que no llegan a entender que ya no puedan seguir conviviendo con quien para ellos es la única mujer, se aferran a algo que ya no les corresponde, no quieren dejarla escapar y a consecuencia de ese afán de acaparación llegan incluso a absorver a la persona, la anulan psíquicamente, la agreden física y verbalmente, llegando a hacerle un daño irreparable por el resto de su vida.

No puedo comprender como puede haber personas que lleguen a estos extremos, no respetando la libertad de quienes tienen a su alrededor, no nos gusta perder, pero no creo que estos que obran así sean muy valientes ni vencedores, porque están atentando en contra de la voluntad de otra persona.

Tampoco creo que sea coherente echarle la culpa a la sociedad actual, a los tiempos en que vivimos, puesto que hace siglos que las mujeres sufren violencia, sufren malos tratos, sencillamente es que después de muchos siglos, de muchos años de silencio, hoy en nuestra sociedad, tenemos la gran suerte de poder usar el derecho de expresión, de poder denunciar pública y judicialmente las condiciones vejatorias a las que somos expuestas, la ley nos ampara tanto a hombres como a mujeres frente a los verdugos y verdugas que utilizan su impotencia, arremetiendo violentamente en contra de la persona que según ellos es lo que mas quieren, y es de su propiedad.

Decir que la vida es preciosa, que la vida es alegría, que la vida es amor, que por las circunstancias que sean, como humanos nos equivocamos, que no somos las culpables de todo lo que ocurre cuando somos acosadas por personas que agreden de manera violenta en contra de nosotras, que cuando algo no funciona , cuando la vela se queda sin cera, la llama se apaga, de la misma manera cuando hay situaciones conflictivas, situaciones que físicamente o psicológicamente nos están atacando, debemos y podemos pedir ayudar, salir de esa situación, porque nada excusa la violencia contra nuestra persona, el que nos agrede, no nos quiere, así que de la misma manera debemos devolverle el daño, buscando ayuda e intentando alejarnos lo mas lejos, para que las heridas no sean tan profundas.

Las rupturas con un maltratador son tan complicadas, pueden suplicar y mostrar sus debilidades o en el otro extremo vengarse de la pareja, aumenta su obsesión celosa y la necesidad de posesión, no aceptan la idea de que la otra persona rehaga su vida y deciden acabar con ella. Este es el motivo de tantas muertes al cabo del año.

Es difícil romper con un maltratador, pero no imposible, cuanto mas se tarde mas difícil va a resultar, nunca es tarde, siempre hay personas dispuestas a echarte una mano. No lo pienses, hoy todavía estamos a tiempo, mañana puede ser demasiado tarde.
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